Potes es la capital de Liébana, comarca situada en el suroeste de Cantabria, entre varios macizos montañosos: las sierras de Peña Sagra y Peña Labra y el macizo de Picos de Europa. Su situación al abrigo de las montañas hace que tenga un microclima más cálido y seco, diferenciado del resto de Cantabria.
Potes cuenta con un gran patrimonio arquitectónico religioso, civil y popular, además de sus particulares tradiciones, en las que destacamos el Jubileo del monasterio de Santo Toribio.
Este municipio es uno de los más atractivos de Cantabria gracias a sus particularidades geográficas. Potes es un territorio llano rodeado de montañas donde desarrollaron sus luchas medievales las poderosas casas de los Mendoza y los Manrique.
Aparece mencionada documentalmente desde mediados del siglo IX y desde los años finales del medievo estuvo vinculada a la Casa del Marqués de Santillana, primero, y a la del Infantado, después.
Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombre) y de las torres. De manera especial destacan la del Infantado (hoy sede del ayuntamiento) y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV.
El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto; sus callejuelas y caserones (la mayoría con blasones) ayudan al visitante a imaginar tiempos pasados repletos de historia.
Sin duda otro de los aspectos más relevantes de Potes y de toda la comarca es el gastronómico. La villa cuenta con un buen número de restaurantes de todos los estilos y categorías en los que se puede degustar gran variedad de platos. El cocido lebaniego es una de sus estrellas culinarias, a base de los garbanzos típicos de la zona (pequeños y tiernos), cecina o carne, berza y relleno.
Las carnes son también de primera calidad en Potes, ya que nos encontramos en una zona eminentemente ganadera. Gozan asimismo de merecida fama los platos de caza mayor (jabalí y corzo) y los pescados de río como las truchas y los salmones del Deva.
Mención aparte y destacada, merecen los famosos licores de elaboración artesanal, el orujo (cuya fiesta se celebra el segundo fin de semana de noviembre) y el tostadillo. En torno al orujo se ha llegado a consolidar una fiesta muy popular, que se celebra anualmente en el mes de octubre con el fin de promocionar un producto que se fabrica en alquitaras con la cosecha de las numerosas viñas de la zona. Este popular licor es el complemento ideal para otra de las bebidas propias de la comarca lebaniega, el té del puerto.